Serigrafiar para crear y divertirse
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Serigrafiar para crear y divertirse
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¿Por qué hablamos de serigrafía hoy? Es una técnica de impresión súper antigua, pero les diré que hay algunas razones para pensar que la serigrafía sigue en su mejor momento y que nos brinda soluciones prácticas, tanto como arte.
Por aquí nos vamos a enfocar en ese lado más artístico de la serigrafía. Ese en el que diseñadores, ilustradores y gente cualquiera (porque en realidad cualquiera puede hacerlo) se apuntan a volver física su obra a través de esta técnica. Este tipo de impresión nos sirve para reproducir imágenes, pero en su forma manual hace que cada pieza serigrafiada adquiera ese aire original: la siguiente puede ser diferente.
Si les digo: piensen en serigrafías, a su mente pueden venir obras de arte como los prints de Warhol con retratos de personajes y productos icónicos, Marilyn Monroe, la Reina Isabel, Mao Tse Tung, la lata de sopa Campbell’s.
La facilidad para hacer estas impresiones y el resultado bien a lo DIY (siglas para do it yourself, que significa ‘hazlo tú mismo’) hacen que tenga sentido que en estos tiempos donde todo es igual, donde sacar una copia cuesta menos de 5ctvs, donde las falsificaciones o reproducciones de cuadros son tan fáciles, queramos ver acabados más únicos y artesanales.
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Pero, ¿cómo? Una explicación rápida de
qué es la serigrafía, por favor
A rasgos técnicos, la serigrafía es una técnica de impresión que consiste en imprimir aplicando stencils en una malla, de manera que cuando se aplica la tinta, pasa menos por ciertas partes, dando lugar a que penetre por la malla solo por las partes que queremos que tengan impresión.
Para eso, tenemos que imprimir la imagen que queremos reproducir en un acetato. En el bastidor con la malla, mientras tanto, colocamos la emulsión. Un líquido espeso fotosensible que va a reaccionar cuando reciba luz UV. Esto debemos hacer en un cuarto oscuro (con luz roja).
Una vez aplicada a la malla, se la deja secar y después colocar sobre ella nuestra imagen. Ahí es cuando la ponemos sobre una mesa de luz y esperamos a que se revele. Cuando lavamos después de exponerla, vamos a ver la imagen en la malla, tal cual la foto de acá abajo.
Lo que viene después es la parte más entretenida: en una mesa especial de serigrafía, pasamos con un raclete la tinta con el objeto donde vamos a imprimir debajo de la malla. El resultado es fascinante.
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Cuando la serigrafía junta ideas
Armar un laboratorio de creación en serigrafía para una sola persona puede ser costoso. Por eso, en una actividad que puedes hacer por razones diferentes, armar comunidad no solo es necesario, sino una gran idea.
En esa lógica, 12 personas, entre artistas, diseñadores gráficos e ilustradores, se juntaron para armar lo que hoy es la Comuna Serigráfica. Un centro de serigrafía con visión artística equipado con mallas, químicos, mesa de luz, entre otros materiales básicos para la serigrafía.
Actualmente está ubicada en el barrio San Marcos, en el centro de Quito. Antes, para sacar fondos, hicieron algunos eventos y exposiciones de sus trabajos. Algunos aman el carácter imperfecto de sus resultados, mientras que otros son más prolijos. Pero todos tienen la visión de que sean trabajos de autor, con personalidad, no demasiado comerciales. Cada cual tiene sus formas de hacerlo y sus horarios pero aprovechan el lugar y gestionan también actividades colectivas.
Entre los miembros de la Comuna encontramos a Francisco Galárraga a.k.a. Gringo, uno de los entusiastas que fundó el espacio hace ya casi tres años. “No tenía conocimiento de la serigrafía hasta que hice mi maestría en Nueva York. Había mucho énfasis en técnicas tradicionales de ilustración y yo era un experto en lo digital. Me recomendaron que tomara una clase de esto y ahí empezó mi interés”. Para trabajar, tenían un espacio grande de sueño para hacer serigrafía. Cuando volvió, su sueño era tener algo similar en Quito.
“Me gusta el proceso, que no es tan perfecto. Tiene tendencia a tener fallas. Es más manual, más DIY”. Para el Gringo, el chance de que una pieza salga diferente a la otra, de que se manche, le da más valor. Cada resultado se convierte en una pieza única “de edición limitada”. Todo está en el proceso. "La tactibilidad, el proceso de secarse, que la malla comienza a borrarse mientras más la utilizas...”
En Ecuador, estimulados por esta corriente global que aprecia el resultado único, se han popularizado estas técnicas de reproducción manual. Zombi estudios, de Cuenca, anda en las mismas. Con un cariño profundo a la serigrafía, encontraron en esta técnica un diferenciador para su negocio de servicios gráficos.
“Trabajamos con marcas que nos solicitan branding. Nos centramos en el diseño hand-made, y para eso está la serigrafía. Sacamos productos y los hacemos físicos. Pueden ser editoriales e impresiones…”, cuenta Sisa, Paúl Sisalima, fundador de Zombi y miembro de este estudio de diseño.
Junto a su equipo empezaron a probar y puliendo, puliendo, sumaron a otros interesados y montaron un taller de serigrafía a manera de co-working. Han tenido experiencias lindas: sacaron su marca de ropa, Zetaemei Apparel, de la que hicieron todo imprimiendo en el taller, desde la misma ropa, hasta el packaging, los stickers de promoción, las etiquetas, etc.
La serigrafía es práctica. En eso coinciden sus entusiastas. Hacer y hacer hasta calar las mejores técnicas para tener los resultados tal y como los quieren. “Es práctica y más que nada divertida. El momento en que uno racletea o rasera la malla y ve el arte impreso, te puedo garantizar que nadie tiene esa sensación que tiene un serigrafista”, dice Sisa. “Y todo el proceso de quemado, lavado, secado, todo el proceso para ver tu arte impreso, vale la pena".
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Fecha de publicación 07-15-2019
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