Tú estás ahí para un perro. Un perro está ahí para ti

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Tú estás ahí para un perro. Un perro está ahí para ti

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Un perro puede ser tu familia. Da amor sin fin. Sin límites. Te cuida, está pendiente de ti, te sigue a todas partes, te espera hasta que te desocupes, te sigue con la mirada, te aguanta el malgenio, si estás con resaca te acompaña, no te juzga. Si estás triste, sólo cacha lo que te pasa y está ahí. Un perro-está-ahí-para-ti.

En el ejercicio de vuelta, los perritos necesitan también de nosotros. No son tan autónomos como creemos. Que les acolitemos haciéndoles la comidita, limpiándoles con cierta frecuencia, poniéndoles las vacunas, sacándoles a pasear. La experiencia de tener un perro es transformadora. No hay nada que hacer. Mi vida sin Amélie no sería igual. A veces, cuando estamos echadas en la cama, ella sobre su colchita amarilla le digo: “Oye, ¿sabías que tienes suerte? Tenemos suerte”. Nos tenemos. 

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Amélie y yo

En ese mismo momento, mientras la vida nos pasa tranqui, en las calles de Quito la normalidad puede ser diferente y hostil para otros perritos. Siendo exacta, para esos otros 600.000 perritos que nacen, viven, duermen, sobreviven entre el pavimento de Quito, la basura, el sol extremo, la lluvia. La pasan turro. Seiscientos mil es un número gigante y así como jugamos a la suerte acompañándonos Amélie y yo, también hay gente que le apuesta a cambiar ese destino a al menos un puñado de caninos desafortunados. 

Lucky Bienestar Animal guarda en su refugio a unos 520 perros, entre otros animales, y con ello da un giro al panorama de la adversidad. El objetivo de esos rescates es tenerlos por un tiempo para que en el momento perfecto llegue alguien, un humano bueno, una humana bacán, que quiera empezar una relación con un animal y cambiar su vida para siempre. 

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Perritos en Lucky Bienestar Animal

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Adoptar es una forma de ser feliz y hacer felices a otros seres


“La idea es que han sufrido tanto que tienen que ser felices”, dice Jonathan Guamán, un voluntario de Lucky que trabaja en la parte administrativa del refugio ubicado en la capital. Desde hace dos años trabaja en este lugar y ha sido testimonio de cómo esa felicidad es realidad cada vez que un perrito consigue una nueva familia. 

Para ponerlos en adopción se aseguran de que su nueva familia tenga el espacio adecuado para tenerlo y de que el propósito esté alejado de la idea de que “el perro le sirva para cuidar la casa” o cosas parecidas. “Que no sea para tenerlos en terrazas, ni encerrados”, recalca Jonathan. En su tiempo en el refugio, ha visto cientos de historias así. 

Recuerda una reciente, la de Chifle. “Era un cachorrito que recogimos junto a sus dos hermanos y ellos murieron. Quedó él, pero estaba muriendo. Tenía parvovirus, muy grave, sufriendo, y yo lo estaba llevando a eutanasiar”. Cuando estaban en la clínica, el cachorrito lo miró, se miraron, y fue ahí cuando decidió cambiar los planes e intentar que se salvara. Siete meses después, Chifle ha encontrado casa. “Ahora vive por El Condado, con una familia que lo ama”. 

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Chifle | Foto: Cortesía de Lucky Bienestar Animal
Chifle, dos meses después en su nuevo hogar. | Foto: Cortesía de Lucky Bienestar Animal

El trámite de adopción empieza por hacer una llamada a un refugio canino. Ahí generalmente te piden llenar un formulario y presentar cédula de identidad y papeleta de votación. 

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La historia de Osito


Osito es uno de esos perros afortunados que pudo salir de la calle. Vive en un lugar poco convencional: una agencia de Banco. Hace unos 10 años, incluso un poquito más, la gente de la agencia del Produbanco de la Galo Plaza decidió acogerlo en su espacio. “Lo veían por aquí, hasta que un día se acercó a los guardias y ya no se fue más”, cuenta Jefferson Jaramillo quien en 2014 llegó a la agencia y entabló, como todos, una relación con este compañero de trabajo. 

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Osito

Yolanda Lucero, quien ahora está a cargo del lugar, cuenta que al igual que el equipo del banco, los clientes han establecido una relación con Osito. “Es educado y muy dulce. Los clientes hacen donaciones de comida y ropita, le llevan a la peluquería. Incluso alguna vez alguien propuso llevarlo a otro lugar y se rehusaron. Nos pidieron que lo tengamos siempre”. El cariño por los animalitos trae buenos momentos y vuelve más humanos a los lugares que los acogen. Osito no entra a la agencia, prefiere ver a la gente pasar desde el rodapiés de la entrada. 

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Osito cuidando la agencia.

Desde hace un año y medio, una vecina de la agencia, Gaby, se hace cargo de darle mimos a Osito. Llega al menos una vez al día con huesitos y pañitos húmedos para limpiarle los ojos. “Los perros adoptados son bendecidos”, dice Gaby mientras acaricia el lomo de su amigo. 

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Gaby Borja y Osito, en el patio de la Agencia 10 de Agosto de Produbanco

Si sientes que puedes emprender esta relación con un perrito y te gustaría adoptar, te invitamos a que lo pienses y cuando estés seguro de tomar la decisión, visitar a algún refugio.

Aunque la adopción es la forma más profunda de establecer una relación con un animalito y ayudarlo a ser feliz, si por alguna razón no puedes hacerlo, la ayuda también puede venir en otras formas. Por ejemplo, Lucky realiza cada cierto tiempo convivencias en las que invitan a voluntarios a participar de una minga, donar comida, jugar con los perritos, ayudar a arreglar cosas del refugio, acolitar con colchitas, ropita, implementos de higiene y salud para mascotas. 

Los refugios como éste siempre necesitan de la colaboración de la gente. Siempre. Y cualquier gesto nuestro es válido en cualquier momento. Todo vale. Si te interesa ser parte, habrá una convivencia en Lucky el

sábado 27 de julio

, desde la mañana. Para más información, llámalos son 0960137312 o 0984072396. 

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